El Amor en sí es la Divinidad misma manifestándose.
Todos nosotros anhelamos experimentar ese amor, para así tener una
relación más directa con lo Divino, con la fuente primera original de
todas las cosas, con aquello de lo que formamos parte y que a la vez
nos incluye.fluye plácidamente por nuestro interior, iluminando nuestro corazón y librándose de impurezas, permitiendo que nuestra esencia brille y se
irradie hacia el exterior, facilitando a la vez que nosotros
provoquemos en los demás que ellos también se sientan queridos, y
haciéndonos participar de la Rueda Eterna de la Creación.Nos anima a desarrollarnos y elevarnos para así permitir la expresión
de nuestro ser superior, y en ese camino destaca la importancia
trascendental del amor.
